jueves, 13 de marzo de 2008

Señoras y Señores, con ustedes John Constantine


Se le ha descrito de varias maneras:

“El Alister Crowley de su era, pero más insidioso” (Guardianes de la Juventud, grupo de control de los media)

“Un hombre de gran coraje, principios y humanidad” (Arzobispo de York)

“Un ladronzuelo chulo y barato” (Su padre)

“Peligroso de conocer” y “un pequeño bastardo” (Ted “Gold” Digger, acólito no detenido de la familia Manson)

Así nos presenta Jaime Delano al chico rubio de gabardina oscura, hechicero urbano, alborotador ocasional, y ex-miembro del grupo punk Membrana Mucosa, que responde al nombre de John Constantine. Un tipo capaz de vender su alma por un cigarrillo, y, en ocasiones, incluso la de sus amigos, con tal de salvar el pellejo.

Constantine es ante todo un zorro, un zorro hecho hombre, capaz de enervar al mismísimo Diablo con comentarios sardónicos y su ironía constante. Una auténtica bomba de relojería soltada en mitad del Londres de finales de los ochenta, dispuesto a patearles el culo a demonios burocráticos, neonazis y fanáticos de Margaret Thatcher por igual. Aquel chaval que a los quince años ya conocía los secretos de los grimorios más oscuros sería el encargado de mostrar a La Cosa del Pantano su verdadero poder, y gracias a ello salvar al mundo de un horror inexplicable.

A lo largo de su vida Constantine ha sabido jugar bien sus cartas, aunque no siempre sin hacer trampas o aplicar mentiras piadosas, y cuya filosofía ha sido solucionar un problema atrayendo otro mucho mayor, guiando sus pasos a través de una cuerda floja perpetua. A veces un chulo y otras un auténtico capullo capaz de joderte el mejor (o el peor) día de tu vida confesándote que fue él quien clavó aquella estaca en el corazón de tu hermana convencido de que era un vampiro, y que además pretenderá que le des las gracias por haber salvado el mundo. Es el problema de tener como amigo al mayor cínico de la historia del cómic.

Pero Constantine también puede ser un tipo entrañable, alguien simpático de veras, el único tío de la ciudad que puede sacarle a tu novia esa voz de ultratumba que se apoderó de ella justo después de abrir aquel vetusto libro escondido bajo las baldosas sueltas del caserón de tu abuelo. Aunque deberías tener en cuenta que a partir de ese momento vas a deberle un favor, que tarde o temprano pasará a cobrarse, y el amigo John nunca olvida. Claro que tal vez algún día descubras bajo la cama del mismo cuarto un paquete de cigarrillos y deduzcas que el libro fue previamente colocado ahí por alguien. Alguien que fuma Silk Cut…


Pero John Constantine no se mueve únicamente entre casas encantadas y demonios del hambre escondidos en la jeringuilla de algún yonki. El mundo que le rodea es reflejo de una sociedad mucho más próxima de lo que creemos, y mucho más terrorífica que cualquier retoño nacido en el infierno. Entre fantasma y fantasma se puede sentir la sutil decadencia humana que recorre las páginas de este cómic a la vez divertido y, en mayor o menor medida, comprometido con una época fácilmente extrapolable a nuestros días. Historias de gente cotidiana, de tipos que compran el pan cada día, de hippies testigos y víctimas de la brutalidad policial, de punkis dispuestos a descargar su infantil rabia sobre el primer desgraciado que pase, y de nihilistas a la espera del fin del mundo. Una pequeña muestra de la oscuridad y del estado de la sociedad contemporánea, que muchas veces se verá plasmada en los casos paranormales. En definitiva nos encontramos ante un bastardo inolvidable.

Sus origenes vienen de la manode Alan Moore en el número 37 de Swamp Thing, un personaje aparentemente corriente que se tornará cada vez más y más enigmático, encargado de mostrar el camino de aquella planta que un día creyó ser Alec Holland hacia su verdadera naturaleza.

El misterioso mago con gabardina y un peinado calcado al de Sting seguiría apareciendo esporádicamente cobrando vital importancia en la saga American Gothic, donde puede empezar a vislumbrarse parte de su pasado. Debido a la popularidad alcanzada por el personaje, DC optó por darle una oportunidad en solitario y el propio Moore encontró al candidato perfecto para el guión. Su amigo, un taxista londinense llamado Jaime Delano que ya había trabajado para Marvel UK, aceptó el encargo no sin cierto reparo, ya que no creyó que la serie aguantase más de doce números. Pero en contra de todo pronóstico la serie continuó durante mucho tiempo, llegando a ser el principal sustento de la línea Vértigo.

El propio Delano, que se mantuvo como guionista durante cuarenta números, fue quien eligió al dibujante John Ridgway para que interpretase el mundo de sus guiones y reprodujese fielmente el rostro del detective de lo oculto. Durante la primera parte de la serie cabe destacar dos números guionizados por Grant Morrison, también partícipe de Animal Man, y un número de Neil Gaiman.

A partir del número 41 la serie cae en las manos de Garth Ennis, también conocido por su gran creación Predicador junto a Steve Dillon, quien traspasaría la crudeza y macabra exageración de los rasgos de los personajes. Juntos abarcarían una etapa en la que cabe destacar ante todo la conciencia política y su dura crítica, aunque también la manía de cambiar la bebida de Constantine por Guinness. Su participación llegará hasta el número 83 que cerrarán con el arco argumental Un cínico a las puertas del infierno, después de haber sorteado un cáncer y vitoreado a más de un ángel y demonio.


Seguirían la colección dos números de nuevo de la mano de Jaime Delano y cuatro de Eddy Campbell, hasta llegar por fin al gran guionista Paul Jenkins, acompañado de Sean Phillips, que devolverían a Constantine el hábito de beber gintonic, respetando en la medida de lo posible todo lo ya sembrado por sus compatriotas ingleses. Durante esta etapa podemos ver al antihéroe inglés bordeando en más de una ocasión las tierras feéricas y codeándose con sus habitantes, mientras lucha por deshacer viejas leyendas populares, dejando un poco atrás su carácter gamberro a cambio de algo más de misticismo y oscuros compañeros de viaje.

Más delante de la serie se encargarían autores como Warren Ellis (Planetary) o Brian Azzarello, autor de 100 Balas. En la actualidad es Mike Carey quien da vida al amigo John en un contexto que no difiere demasiado de etapas anteriores y no presenta demasiadas novedades, salvo la participación de la sobrina de Constantine en un momento en el que más parece la historia de una sucesión que la de aquel bastardo inglés capaz de hacerte perderlo todo en una noche.

Respecto a la edición española, cabe decir que fue Norma la encargada de traernos las aventuras del Socio del Infierno, aunque empezando a mitad de la etapa de Garth Ennis, y continuando hasta el último arco de Jenkins. También vieron la luz algunos números de Warren Ellis, y algún que otro guión cerrado de Carey. En la actualidad es Planeta de Agostini Cómics quien nos trae cada mes el guión de Jaime Delano desde el primer número a un precio mucho más asequible que su predecesora, a la vez que procura publicar arcos argumentales completos de Carey.

miércoles, 5 de marzo de 2008

Otros estilos

Como no solo de Star Wars vive el hombre, en este blog tambien abordaré otros muchos temas más acordes a mis gustos...



Empezaremos con algo de poesía de uno de mi favoritos: Pablo Neruda



POEMA 15

Me gustas cuando callas porque estás como ausente,

y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.

Parece que los ojos se te hubieran volado

y parece que un beso te cerrara la boca.


Como todas las cosas están llenas de mi alma

emerges de las cosas, llena del alma mía.

Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,

y te pareces a la palabra melancolía.


Me gustas cuando callas y estás como distante.

Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.

Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:

déjame que me calle con el silencio tuyo.


Déjame que te hable también con tu silencio

claro como una lámpara, simple como un anillo.

Eres como la noche, callada y constelada.

Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.


Me gustas cuando callas porque estás como ausente.

Distante y dolorosa como si hubieras muerto.

Una palabra entonces, una sonrisa basta.

Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.

( Adjunto link de video del poema leido por la voz de Alejandro Sanz.

PD: Olvidad las imágenes del video.)